Un giro significativo y sin precedentes en la longeva cooperación de
seguridad entre Estados Unidos y el Reino Unido amenaza con reconfigurar el
panorama de las operaciones antinarcóticos en el Caribe. Según
informes
recientes, el gobierno británico ha decidido suspender el intercambio de
inteligencia clave sobre embarcaciones sospechosas de ser usadas para el
narcotráfico con Washington, una acción que pone fin, por ahora, a un
programa de años destinado a interceptar cargamentos de drogas en alta mar.
Para una alianza acostumbrada a proyectar un frente unificado en asuntos de
seguridad global, esta ruptura pública es una señal de alarma.
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| Infografía sobre el conflicto armado de los cárteles de la droga al 19 de octubre de 2025. Visto en Wikipedia |
La decisión, cargada de implicaciones geopolíticas, se fundamenta en una
profunda preocupación legal y ética por parte de Londres: el Reino Unido ya
no desea ser visto como cómplice de lo que considera "ataques militares
ilegales" por parte de Estados Unidos en la región. Este movimiento no es un
simple ajuste burocrático, sino una objeción fundamental a la estrategia y
la legalidad de las acciones de su aliado más cercano.
El contexto de una Alianza Estratégica
Durante décadas, la "Relación Especial" entre ambas potencias atlánticas se
extendió con total naturalidad a las cálidas aguas del Caribe. El Reino
Unido, que mantiene soberanía sobre varios territorios de ultramar
estratégicamente ubicados (como las Islas Caimán, las Islas Vírgenes
Británicas, Anguila, y Turks y Caicos), opera sofisticadas bases de
inteligencia y escucha en la zona. Estas instalaciones, a menudo discretas,
son nodos cruciales en la red de vigilancia global británica.
Estas bases han servido como los "ojos y oídos" de Occidente, monitoreando
vastas franjas del tráfico marítimo y aéreo en uno de los corredores de
narcotráfico más activos del mundo. La información recopilada, que se
presume incluye inteligencia de señales (SIGINT) en tiempo real y datos de
patrullaje marítimo, era compartida de manera rutinaria y fluida con
agencias estadounidenses, principalmente la Guardia Costera (USCG), el
Comando Sur (SOUTHCOM), y al Grupo de Trabajo Interinstitucional Conjunto
Sur, parte fundamental de la arquitectura que utilizaba esa inteligencia. un
grupo de trabajo con base en Florida que incluye representantes de varios
países aliados y trabaja para reducir el narcotráfico. El "Grupo de Trabajo
Interinstitucional Conjunto Sur", conocido como Joint Interagency Task Force
South (JIATF South), por sus siglas en inglés, y que opera precisamente bajo
el Comando Sur.